De plano, ya hubo dos aspirantes a la alcaldía de Acapulco que dijeron querer sacrificarse. Ellos son el empresario Luis Walton Aburto, del Movimiento Ciudadano (MC) y Carlos Granda Castro, del PRD. El primero dio la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador ante zócalo lleno en su mayoría de simpatizantes suyos, es decir, de Walton. Andrés Manuel le reviró el saludo y ambos se agradecieron los mutuos apoyos.
El segundo, ante un salón repleto de seguidores recibió el respaldo de los máximos dirigentes de Izquierda Democrática Nacional (IDN), Dolores Padierna Luna y René Bejarano Martínez.
Ahí le dijeron que cuenta con todo el respaldo de los perredistas de esa corriente. Para ello, ya tiene su lema: “Unidos, la esperanza se agranda en Acapulco.”
En el PRI, ya se destaparon tres; ellos son Fermín Alvarado, César Flores Maldonado y Alejandro Carabias, si bien estos dos últimos tienen una dudosa pertenecia al tricolor. Flores Maldonado porque fue diputado federal por el PRD y si bien apoyó a Manuel Añorve en la elección de alcalde, no se sabe que haya vuelto al PRI; y Carabias, porque a secas es un diputado del PVEM.
Alvarado dice contar con el apoyo de Rubén Figueroa Alcocer, ex gobernador de Guerrero y su grupo. Flores Maldonado también se dice cobijado por “el tigre de Huitzuco”, y aun sin estar en las filias priístas, ya llenó la ciudad de calcomanías rojas con su nombre. Y Alejandro Carabias, en una rueda de prensa, afirmó que en reunión cerrada, el alcalde Manuel Añorve Baños ya le dio el sí para que sea el candidato.
Por el PAN todavía no sacan la cabeza. El animado podría ser un empresario o bien empresaria hotelera que ya fue candidata a diputada federal por el distrito 9 rural, donde por cierto levantó la votación panista, incluso ganó comunidades enteras, ella es la incansable Covadonga Gómez, siempre defendiendo al bello puerto de Acapulco y destacando sus bondades turísticas.
Todavía no está dicha la última palabra, y en los principales partidos habrá sin duda jaloneos, pero no ha quedado todavía cerrada la posibilidad de que unos y otros logren acuerdos. No hacerlo sería garantizar, para todos, el hecho de que la probabilidad más fuerte, sea la de perder.
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2011/08/23/index.php?section=politica&article=002a1pol
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